LA LLAMADA DIDAJÉ O DOCTRINA DE LOS DOCE APÓSTOLES (Y IV)
2.4.2. SOBRE LA SUCESIÓN APOSTÓLICA
En el capítulo 15.º viene especificada la sucesión y jerarquía eclesiásticas, que las entendemos de carácter regional (obispos) o local (diáconos). Se ponen los primeros pilares para su elección: Hombres mansos (¡atención!, el autor no utiliza el término personas porque excluye de modo expreso a las mujeres para tales cargos), no amantes del dinero, sinceros y probados (15,1). Y a ellos se les debe otorgar el mismo honor que a los profetas y maestros (15,2).
2.4.3. SOBRE LAS ENSEÑANZAS ESCATOLÓGICAS
El juicio final. Monasterio de Râsca (Suceava, Rumanía). Foto del autor
El autor termina su obra dando a los destinatarios de la misma algunos consejos relativos a las postrimerías de ultratumba como la vigilancia sobre la vida, que no se apaguen las linternas ni dejen de ceñirse los lomos, sino que hay que estar preparados porque no se sabe la hora en que llegará el Señor (16,1), exhorta a la reunión frecuente y a buscar los que conviene al alma (16,2), advierte de que en los últimos días se multiplicarán los falsos profetas y los corruptores y que el amor se convertirá en odio (16,3), aparecerá el extraviador del mundo (16,4) y los hombres entrarán en conflagración y muchos de ellos perecerán, pero los que perseveren en su fe alcanzarán la salvación (16,5) y aparecerán las señales auténticas como la abertura del cielo, el sonido de la trompeta y la resurrección de los muertos (16,6) y el mundo verá al Señor viniendo de entre las nubes del cielo (16,8), palabras estas con las que finaliza la obra.
3. PECULIARIDADES
Se hará ahora en voz alta una reflexión de todas aquellas peculiaridades que, a mi entender, son propias de la obra que nos ocupa. Espero la comprensión del amable lector si cometo algún error.
3.1. EXISTENCIA DE LAS PRIMERAS NORMAS PENALES EN EL DERECHO CANÓNICO
Tal como ya se ha dejado dicho, en esta obra se contienen las primeras normas, dentro del ordenamiento jurídico-cristiano, reprobadoras de determinadas conductas, siendo la más importante de todas ellas el aborto. Valga aquí lo dicho en el apartado de NORMAS DE NATURALEZA JURÍDICO-PENAL.
3.2. ESTABLECIMIENTO DE DETERMINADOS PRINCIPIOS
También se recogen las bases o ideas fundamentales de los siguientes principios:
- Principio de unidad de la Iglesia, cuando se dice: No harás cisma (4,3); y
- Principio de universalidad de la Iglesia, cuando se afirma: Como este fragmento estaba disperso sobre los montes y reunido se hizo uno, así sea reunida tu Iglesia de los confines de la tierra en tu reino (9,4) y también: Acuérdate, Señor, de tu Iglesia […] y congrégala desde los cuatro vientos… (10,5).
3.3. CARENCIA DE PENITENCIA EN LOS PECADOS CONFESADOS
Actualmente, la confesión de los pecados conlleva el correlato de la pena o expiación, que será mayor o menor en concordancia con la gravedad del ilícito. Sin embargo, causa asombro para la mentalidad del mundo actual que, en aquella época, llena de violencia, no se impusiese ni el más mínimo castigo o penitencia por la comisión de los pecados. Al menos, así se deduce de 4,14 y 14,1.
3.4. PRONUNCIAMIENTOS SOBRE LA ESCLAVITUD
Esclavos domésticos en la cocina de la casa
De todos es conocido que, a la sazón, la esclavitud era una institución de hondo arraigo, admitida por todas las clases sociales y no negada por nadie. Tan es así que el propio Aristóteles llegó a afirmar que la esclavitud sería necesaria hasta que la lira tañese por sí sola. No obstante, también causa extrañeza que una doctrina como la cristiana, predicadora de la igualdad y de la dignidad de la persona, adversa a toda violencia y degradación, la admitiese en aquella época sin el más mínimo atisbo de rechazo. Esta obra se refiere a ella para incitar a los amos a no mandar con aspereza a sus esclavos o esclavas (4,10) y a estos a que se sometan a sus señores con reverencia y temor (4,11).
3.5. INEXISTENCIA DEL CARGO DE SACERDOTE O PRESBÍTERO EN LA REGULACIÓN DE LA JERARQUÍA ECLESIÁSTICA
Es notorio que la dignidad, empleo u oficio de sacerdote ha existido en toda sociedad desde sus albores. Sin embargo, es patente que el autor, al definir los cargos eclesiásticos, tanto locales como regionales, estables o ambulantes, no ha incluido en su repertorio el de sacerdote. ¿Esta omisión ha sido voluntaria o involuntaria? En el primer caso, ¿eran desempeñadas las funciones de tal cargo por otro u otros?
Ya se ha dicho que los cargos eclesiásticos mentados por el autor son: apóstol, profeta, maestro, sumo sacerdote, obispo y diácono, sin que esta enumeración sirva de jerarquía entre ellos. Sentado lo anterior, creo que la omisión la realizó el autor a conciencia. En tal caso a todos nos surge la siguiente cuestión: ¿por qué? Entiendo que el cargo de sacerdote estaba bastante menoscabado en aquel momento para ponerlo en el catálogo. Y con ello me introduzco en la segunda cuestión de si las funciones de tal cargo (dogmáticas, rituales y dispensadoras de lo que posteriormente serían los sacramentos) eran o no llevadas a colmo por otros. Creo que la respuesta es afirmativa; así, las funciones dogmáticas se administraban por todos los cargos dichos, mientras que las rituales y sacramentales serían desempeñadas por los apóstoles, obispos y diáconos.
3.6. APARICIÓN POR PRIMERA VEZ EN UN DOCUMENTO DE LA PALABRA CRISTIANO
Al margen de la obra que nos ocupa, el primer texto bíblico que utiliza la palabra cristiano es el de Los Hechos de los Apóstoles, en donde aparece dos veces:
- Et annun totum conversati sunt ibi in ecclesia: et docuerunt turbam multam, ita ut cognominarentur primum Antiochiæ discipuli, christiani (Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente: y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía) (Act 11,26).
- La segunda aparece en Act 26,28: Agrippa autem ad Paulum: in modico suades me christianum fieri (Entonces Agripa dijo a Pablo: por poco me convences a ser cristiano).
Aparte de los textos bíblicos, en el capítulo XII de la Didajé aparece:
XII. A todo el que fuere a vosotros en nombre del Señor, recibidle, y probadle después para conocerle, puesto que debéis tener suficiente criterio para conocer a los que son de la derecha y los que pertenecen a la izquierda. Si el que viniere a vosotros, fuere un pobre viajero, socorredle cuanto podáis; pero no debe quedarse en vuestra casa más de dos o tres días. Si quisiere permanecer entre vosotros como artista, que trabaje para comer; si no tuviese oficio ninguno, procurad según vuestra prudencia a que no quede entre vosotros ningún cristiano ocioso. Si no quisiere hacer esto, es un negociante del cristianismo, del cual os alejaréis.
Por tanto, si todo indica que la Didajé es anterior a Los Hechos de los Apóstoles, la conclusión es que fue aquel el primer texto en donde apareció el vocablo cristiano. No obstante, sé que este punto es conflictivo y que existen opiniones contrarias, sin duda mejor fundamentadas que la mía, siempre dignas del mayor de los respetos.